CONSPIRACIÓN-19

📌 La Doctrina del Shock es una teoría que busca explicar la forma en que se utiliza la fuerza, el sigilo y la crisis en la aplicación de las políticas económicas neoliberales como la privatización, la desregulación y los recortes de los servicios sociales. La periodista canadiense Naomi Klein adelantó esta teoría en su libro de 2007, ‘The Shock Doctrine: The Rise of Disaster Capitalism’. A modo de metáfora, Klein relata la historia de los experimentos de terapia de electrochoque realizados por el psiquiatra escocés Ewen Cameron para la CIA en la década de 1950. La «terapia de choque» de Cameron buscaba devolver a los pacientes problemáticos a una pizarra en blanco en la que pudiera escribir una nueva personalidad. Klein sostiene que un proceso paralelo de «terapia de choque» se ha utilizado a nivel macro para imponer políticas económicas neoliberales en países de todo el mundo.
La doctrina del shock postula que en períodos de desorientación después de guerras, golpes de Estado, desastres naturales,pánicos económicos o de carácter pandémico, los reformistas pro-corporativos impulsan agresivamente medidas impopulares de «libre mercado». Durante más de treinta años, escribe Klein, los seguidores de Milton Friedman y otros fundamentalistas del mercado han estado «perfeccionando esta misma estrategia: esperar a que se produzca una crisis importante, luego vender partes del Estado a actores privados mientras los ciudadanos todavía se tambalean por el shock, y luego hacer rápidamente que las ‘reformas’ sean permanentes».
Uno de los primeros ejemplos de la doctrina del shock es el caso de Chile. En 1973, el presidente socialista elegido democráticamente en Chile, Salvador Allende, fue derrocado en un golpe de estado dirigido por el general del ejército Augusto Pinochet, con el apoyo de los Estados Unidos. En medio de la persistente agitación creada por el golpe y las tensiones causadas por la subsiguiente recesión económica, Milton Friedman sugirió que Pinochet pusiera en marcha un «programa de choque» de reformas radicales que incluyera la privatización de las industrias estatales, la eliminación de las barreras comerciales y los recortes en el gasto público. Para implementar estas políticas, el régimen de Pinochet nombró en importantes puestos a varios discípulos chilenos de Friedman. Además, para aplastar los movimientos populares que se oponían a estos cambios, el régimen desató un notorio programa de torturas y «desapariciones», que finalmente condujo a la muerte de miles de disidentes.