La tesis que sustenta este trabajo es que los nuevos repertorios tecnológicos, si bien son una de las formas predominantes de producción y control actual, al mismo tiempo son dispositivos con potencialidad para la expansión de la subjetividad y del deseo, la toma de la palabra y del ejercicio ciudadano (ciudadanías alternativas, ciberciudadanas) y, por lo tanto, su incorporación en las prácticas sociales configura nuevas formas de vida y transforma la cultura.
Se trata de un “otro” con el que hoy nos relacionamos de manera compleja y cada vez más inextricable, especialmente las generaciones jóvenes, donde están emergiendo escenarios posibles de y para la acción común, la producción y diseminación de saberes y afectos. De ahí que veamos que las tecnologías tienen un carácter político