Javier Milei, ¿un populismo libertario?
Javier Milei parece encarnar la representación de un proceso de transformación política de un alcance mucho más profundo que el de ser un simple «outsider». Estamos asistiendo al avance de un nuevo sentido común político que, de «nuevo», tiene muy poco. | Imagen: El Dipló
Por Alejandro Ojeda Garcés
El significante ‘Casta Política’ ha sido sujeto a un proceso de resignificación y reconstrucción que generaliza lo particular y separa al ‘nosotros’ (pueblo virtuoso) del ‘ellos’ (élite pérfida), definiendo a la ‘clase política’ (corrupta y ladrona) como enemiga del ‘pueblo argentino’.
Matemáticas, leones y serpientes amarillas
Imaginen a un profesor formado en el campo de las ciencias sociales que es, posiblemente, el más difícil de comprender: la economía. Imaginen que, al escuchar una de sus clases, en su discurso no notan ni un atisbo de las “complacientes y melosas” palabras del keynesianismo: no, a nadie se salvará aumentando el gasto público; el Estado debe reducirse, los impuestos eliminarse y al mercado debe dejárselo en paz.
A su vez, saca a ese economista del salón de clases, quítale la tiza de la mano y ponle un micrófono, haciendo que dé un discurso en una plaza pública. Finalmente, imagina decenas de banderas amarillas con serpientes hondeando, decenas de banderas albicelestes argentinas, miles y miles de gritos de una efervescente juventud comprometida políticamente, y escucha al economista gritar:
¡Yo no vine a guiar corderos, yo vine a despertar Leones! […] ¡Viva la Libertad Carajo!
Ese economista se llama Javier Milei, posiblemente el político e intelectual más polémico en este momento en América Latina. Y es necesario que comencemos a discutir su figura, que podría ser la de un ‘outsider’ medianamente exitoso que logró sacudir por un momento un sistema político.
O, tal vez, la representación de un proceso de transformación de un alcance mucho más profundo de lo que podría pensarse. Con este pequeño artículo pretendo dar un primer paso para el estudio de una cuestión que ha despertado mi curiosidad desde hace ya un tiempo: ¿podría Javier Milei -diputado libertario argentino, economista austriaco con una orientación filosófica anarcocapitalista- ser considerado un caso de estudio de un liderazgo populista de derecha?
Comparto mi duda con la comunidad, puesto que me parece que su interés para la ciencia política (y el resto de ciencias sociales) recaería en tres sentidos fundamentales: el entendimiento del populismo como una forma de construcción de lo político, más allá de la demagogia o el contenido particular de un discurso; la certeza de que el populismo no representa, a priori, una estructura de derecha o izquierda, sino que es transversal a todos los cuadrantes de la díada; y, por último, la identificación de la construcción de un nuevo sentido común por parte de grupos liberales y conservadores ante una ‘supuesta’ hegemonía del progresismo a nivel mundial.
¿Será que, en la era de la corrección política y la moda progresista, la rebeldía se ha vuelto de derecha?
Populismo: brevísimos apuntes sobre el enfoque discursivo de Laclau
En primer lugar, deseo des-alienar la noción de “populismo” de su lógica presente en la comunicación política, devolviéndola a la esfera académica, con el fin de estudiarla como una forma de construir lo político. Es necesario recalcar una cuestión teórica fundamental al hablar sobre populismo desde la sociología y ciencia política: aunque el discurso del populista pueda presentar aspectos demagógicos, no todo demagogo es un populista.
No es suficiente observar a un individuo con dotes carismáticos o al ganador de una contienda electoral para categorizarlo como populista.
En La Razón populista [1], Ernesto Laclau invierte las bases de la comprensión académica del populismo, al referirse a este como una ‘forma de construir lo político’, más que un mero recurso en el campo de la lucha social. Laclau rompe radicalmente con la comprensión determinista del marxismo clásico sobre lo social, entendido como un efecto de la lucha de clases sobre la infraestructura económica. Plantea, en cambio, una comprensión de ‘lo social’ como un efecto del lenguaje sobre los sujetos, cohesionados frágilmente entre sí por un ‘lazo social’ generado por y desde el ‘discurso’.
El sociólogo Daniel Gutiérrez V. [2] ha identificado tres características que, en la obra de Laclau, se plantean como propias al populismo: “la articulación de demandas populares en torno a la lógica de equivalencias por sobre las diferencias, la producción de ‘significantes vacíos’ y la interpelación de un ‘sujeto popular’” (p. 16).
Hagamos un pequeño ejercicio. Salgan a la calle y encuentren a un ‘sujeto popular’ o a un ‘pueblo’. Si alguno es seguidor de Eduardo Galeano, puede que intente decir que lo ubicó en un obrero de a pie, en un conductor de bus o en una madre con su bebé en brazos. Suena bien para una novela, pero no es suficiente en lo más mínimo para la construcción de un caso de estudio en ciencias sociales. El concepto de pueblo no tiene un contenido intrínseco, sino uno contingente, asignado a través del discurso.
El pueblo no es una “construcción social”, sino una construcción discursiva, lo cual es totalmente distinto, puesto que su existencia no se debe a la institucionalización y socialización de pautas sociales, sino a la enunciación de su existencia a partir del discurso.
Pero esto es más que un acto de habla, siguiendo a John L. Austin, ya que debe ser entendido como el paso final de un proceso más extenso. Veamos el siguiente cuadro, de autoría de Nicolás Panotto [3], en donde se intenta plantear un modelo de comprensión del planteamiento de Laclau:
El planteamiento es el siguiente: dentro del campo de lo social se dan conflictos, que parten de la existencia de antagonismos que son intrínsecos a lo político en sí. Dentro de un sistema democrático, los sujetos (particulares o colectivos) plantean sus demandas.
Estas demandas son plurales en cuanto a sus contenidos concretos, pero pueden distinguirse fundamentalmente entre: las demandas democráticas o particulares, que atañen a un segmento reducido del entramado social, y las demandas populares (reivindicaciones sociales), que logran aglutinar, a través de una cadena de equivalencias, a un segmento mucho más amplio de la población, dando paso a un proceso de implicaciones más profundas.
Aquí entra el quid de la cuestión: las demandas no solo parten de una insondable decisión del sujeto, o su deseo insatisfecho. Estas existen, en gran parte, por la incapacidad del sistema político para procesar la totalidad de las demandas existentes, siempre dejando a grupos insatisfechos.
Esto es algo propio de la democracia que nunca logra totalizar la satisfacción, lo cual puede ser explicado a partir de varios enfoques, desde psicoanalíticos (la emergencia de lo real, el no todo de la democracia) hasta matemático-económicos (como el teorema de la imposibilidad de Arrow). Empero, la mera existencia de demandas no es la explicación del populismo.
En este sentido, el populismo no puede entenderse sino a través de una estrategia discursiva de articulación de dichas demandas a partir de un eje concreto (significante vacío, punto nodal), cuyo fin último es la consecución de la hegemonía. Así, la hegemonía -entendida desde Gramsci como la dirección política, moral e intelectual del cuerpo social- es conseguida a través de una lucha antagónica por la fijación de significados mediante el discurso.
Y el sujeto que representa este movimiento, que interpela a un populum discursivamente construido, logrando posicionar una narrativa hegemónica y formular un ‘nosotros’ (que vendría a ser el pueblo virtuoso) opuesto a un ‘ellos’ (la pérfida o corrupta élite), es al que dominamos como populista.
El fenómeno Milei y el disloque de la estructura
Javier Milei no empezó su vida mediática como político profesional. Y fuera de esta, vale decir que cuenta con más de 20 años de experiencia como catedrático, además de haber escrito más de 50 artículos académicos y 6 libros hasta la fecha [4].
Su vida mediática empieza alrededor del 2014, como referente de opinión y analista económico en varios programas de discusión política argentinos. No es sino hasta el 2020, en plena Pandemia, que Milei anuncia a través de sus redes sociales que se lanzaría como diputado por la Provincia de Buenos Aires, Argentina, representando una coalición política oficializada en el 2021 como “La Libertad Avanza”.
Llegaron las elecciones legislativas de Buenos Aires del 2021 y, para sorpresa de nadie, las coaliciones que se establecieron como principales fuerzas políticas fueron el “Frente de Todos” y “Juntos por el Cambio”, los dos polos antagónicos en el clivaje peronismo/antiperonismo, propio del sistema político argentino.
En cambio, para sorpresa de todos, ‘La Libertad Avanza’ se estableció como la tercera fuerza política de la región [5], lo cual representó un punto de quiebre en la fama de Milei, que ha crecido exponencialmente hasta ahora.
La introducción de Milei al sistema político argentino en calidad de diputado por la Provincia de Buenos Aires se da en un contexto concreto:
1) los nefastos efectos de la Pandemia del Covid-19 para la Argentina, en donde se dio uno de los encierros más largos de toda la región, y
2) la progresiva inflación del peso argentino, que ha sido atribuida por economistas liberales al intervencionismo del gobierno argentino y su afán por la emisión de moneda. Las consecuencias de este sombrío contexto, desde la perspectiva del liberal chileno Axel Kaiser, son:
Hoy Argentina tiene un 50% de pobres, una inflación de alrededor de 50% al año, un Estado quebrado, un ingreso per cápita promedio de menos de la mitad de las 16 economías más ricas del mundo y una de las clases políticas más corruptas del planeta. En el ranking de libertad económica […] ocupa el lugar 153 entre 163 […]. A pesar de que su economía se encuentra pulverizada por el estatismo y el populismo, la izquierda y el peronismo de ese país insisten en culpar al “neoliberalismo” de todos los problemas que ellos con su corrupción y estatismo han creado. No es menor que en ese contexto haya emergido un fenómeno que muchos creían imposible. Se trata de un auge explosivo del liberalismo basado esencialmente en ideas de la escuela austríaca de economía y liderado por los economistas Javier Milei y José Luis Espert [6].
Desde el enfoque laclauniano, esta coyuntura crítica representa un momento de “disloque en la estructura” [7], que permite el surgimiento de nuevas narrativas en el campo político, que luchan por la consecución de la hegemonía. Es importante remarcar que lo material per se no determina uno u otro resultado de la contienda electoral.
Es en los juegos del lenguaje que el actor político puede ser catalogado como populista en su efectiva estrategia de articulación de demandas. Sí, la Argentina transcurre una gran crisis. Pero, ¿cuál es su explicación? ¿La paupérrima gestión del gobierno de Frente de Todos? ¿La miseria que trajo consigo el gobierno de Macri? ¿La emisión desenfrenada de moneda por parte del gobierno de Fernández?
El ‘outcome’ político no se refiere a un dato objetivo, sino a la estrategia discursiva más efectiva en la consecución de la hegemonía, y su capacidad de posicionar una narrativa imperante.
Un populismo libertario: la Casta Política como Punto Nodal
Hasta ahora, creo que es claro por qué la perspectiva laclauniana no refiere a contenidos ideológicos concretos, sino a estrategias discursivas. El populismo se posiciona como transversal a la díada derecha-izquierda. Y para ejemplos de populistas de derecha solo debe verse, en Estados Unidos, casos como los de Bush y Trump, en Perú el de Fujimori, en Brasil el de Bolsonaro, entre otros.
Sin embargo, esto sigue sin sobreentenderse, por lo cual se establece una falsa correlación entre populismo e izquierda. De hecho, varias veces Milei ha indicado ser un profeso ‘antipopulista’. Citando una de sus intervenciones en un panel sobre economía, dice Milei:
El populismo no funciona desde la macro[económico], desde la moral y es inviable en el largo plazo. Pero en la transición que dura se puede ganar votos, por eso la usan. A esas ratas miserables e inmundas -los políticos-, cuyo máximo ídolo es Mickey Mouse porque es una rata asquerosa que busca ser amada por la gente. Eso lo pueden ver hoy en la economía argentina, está a punto de estallar, pero siguen haciendo lo mismo [8].
De la descomposición del fragmento anterior se pueden resaltar algunos aspectos fundamentales del discurso mileiano, como lo son:
1) el apego a la ciencia económica para realizar críticas al status quo, siendo que todo discurso de Milei conlleva una cátedra de macroeconomía;
2) la evocación a la moral como ente legitimador de sus planteamientos políticos, que también es un aspecto sumamente difundido en sus discursos (como en una de sus primeras intervenciones en el Congreso argentino, donde evocó la historia bíblica de la opresión del pueblo judío por parte de los egipcios para reforzar su rechazo a la subida de impuestos); y
3) la designación de un enemigo común -la maldita ‘Casta Política’-, que funge como la principal causa del subdesarrollo, de la pobreza y de la miseria en general.
Este significante ha sido sujeto a un proceso de resignificación y reconstrucción que generaliza lo particular y separa al nosotros (pueblo virtuoso) del ellos (élite pérfida), definiendo a la ‘clase política’ (corrupta y ladrona) como enemiga del ‘pueblo argentino’ (honesto y trabajador).
En palabras de Bautista: “el significante casta […] se constituyó como el punto nodal clave, ligado al ellos que anuncia Milei, que determina todo lo que la ‘Libertad Avanza’ no quiere ser: un gobierno interventor, que disponga del «modelo de la casta», generador de gasto público y que aumenta los impuestos, asfixiando al sector privado” (p. 6).
Estos elementos son centrales en todo discurso de Milei, como puede ser observado en el siguiente fragmento, citado por Bautista:
Este gobierno, por no dejar de robar, decidió condenar a la muerte a miles de argentinos. (…) Se llevó la vida de 90 mil personas por no poder dejar de robar, porque primero no testeó por ladrón; y después por hacer negocios con las vacunas, tampoco vacunó. Esto es parte también de la casta, la casta no renuncia a los privilegios, si tiene que elegir entre seguir robando, y que se muere la gente, prefiere que se muera la gente con tal de “no” seguir robando (p. 7).
Es muy pronto para hablar sobre una ‘gestación de un significante vacío’, que permita una transformación del sistema político argentino. Pero no es menos cierto que la figura de Milei cobra más importancia cada día que pasa. De Milei no se discute solo en Argentina, sino en todo el mundo, y nunca con una postura neutral.
Solo hay que ver, por ejemplo, los titulares de la Deutsche Welle del octubre del 2021 (Argentina: How ‘anarcho-capitalist’ Javier Milei is stirring up politics), del Diario El País de noviembre del 2021 (La ultraderecha entra en el Congreso de Argentina) o del Radio France Internationale de enero del 2022 (Javier Milei, le député antisystème qui bouleverse la vie politique argentine). Una popularidad creciente que ha llevado, recientemente, a expertos en comunicación política como Jaime Durán Barba a declarar que “Sin duda puede ser presidente” [9].
Outro: ¿Qué implicaría que la rebeldía se vuelva de derecha?
El populismo puede ser de derecha. Es algo ampliamente difundido y no vengo a debatirlo el día de hoy. Sin embargo, sí me pregunto qué tan circunstancial y contingente es la progresiva popularidad de Milei en la Argentina.
¿Es realmente algo que solo alcanza a ser entendido de manera local? Sabemos que la definición de un “nosotros” y un “ellos” antagónico es parte de los juegos de lenguaje presentes en el discurso populista, y lo radical que puede resultar la gestación de un significante vacío para lograr una transformación social.
Pero no hay que olvidar la coyuntura crítica o disloque de la estructura, pues enfatiza en la insatisfacción acumulativa de demandas, que promueve un punto crítico para el cambio. Aquí se ubican Milei y los libertarios argentinos, después 12 años de kirchnerismo y 24 de peronismo.
Pero la cuestión, según me parece, es más profunda que una crisis orgánica. La izquierda latinoamericana depende mucho de fantasmas históricos para su funcionamiento y legitimación social, llámense: dictaduras militares, imperialismo yankee (¡huele a azufre mr. Danger!), neoliberalismo, y un largo etcétera que llega incluso hasta la Conquista de América.
Se han señalado a cientos de culpables de nuestra precaria situación, y se ha mantenido a la clase ‘blanca, masculina y burguesa’ como la propietaria de la hegemonía cultural en la región. Pero me pregunto, ¿cómo puede establecerse que la hegemonía cultural en América Latina la mantiene una clase “burguesa y blanca”, si gobiernos progresistas como los de Correa, Fernández, Morales, Chávez y otros se mantuvieron por alrededor de 10 años en el poder? ¿No es acaso cierto que dichos gobiernos introdujeron agendas progresistas en cada ámbito posible de la sociedad?
Las reacciones de la derecha ante un supuesto intento de establecer una “hegemonía cultural progresista” no han faltado en ningún momento. Más bien, se han vuelto cada vez más comunes, sobre todo en la esfera intelectual.
Se pueden referenciar varios trabajos dentro de esta línea: El libro negro de la nueva Izquierda de los argentinos Agustín Laje y Nicolás Márquez (2016), Cómo hablar con un progre de la guatemalteca Gloria Álvarez, El Patriarcado no existe más de la argentina Roxana Kreimer (2020), La Neoinquisición del chileno Axel Kaiser (2020), entre otros.
Estos y otros más son representaciones de una batalla cultural que está dándose en América Latina, cuyo fin último es la consecución de la hegemonía, en el sentido laclauniano que ya ha sido expuesto.
Varias tesis pueden resaltarse de entre estos trabajos, como la de Laje y Márquez (la nueva izquierda ya no es la obrera, sino la de del marxismo cultural, que pretende subvertir la divergencia entre lo natural y lo social, entre el hombre y la mujer, etc.) y la de Kaiser (el progresismo, a través de la corrección política, intenta implementar un nuevo sentido común, caracterizado por el ostracismo y puritanismo, cuya disidencia es reprimida violentamente).
Pero a estas se le puede agregar una más, la de Stefanoni (2019) quien desde la izquierda se hace justamente la pregunta por la rebeldía y su traslado como categoría política desde la izquierda hasta la derecha. Y como no tengo más espacio para este escrito, y quiero ser más sugestivo y provocador de un debate que propiamente propositivo y totalizador, los dejo con una frase de Stefanoni, que me ha quitado el sueño durante un largo tiempo:
En las últimas décadas, en la medida en que se volvió defensiva y se abroqueló en la normatividad de lo políticamente correcto, la izquierda, sobre todo en su versión “progresista”, fue quedando dislocada en gran medida de la imagen histórica de la rebeldía, la desobediencia y la transgresión que expresaba. Parte del terreno perdido en su capacidad de capitalizar la indignación social fue ganándolo la derecha, que se muestra eficaz en un grado creciente para cuestionar el “sistema” […]. En otras palabras, estamos ante derechas que le disputan a la izquierda la capacidad de indignarse frente a la realidad y de proponer vías para transformarla [10].
Referencias
(1) Laclau, E. (2005). La Razón Populista. Fondo de Cultura Económica.
(2) Gutiérrez V., D. (2011). Ernesto Laclau: El populismo y sus avatares. Íconos. Revista de Ciencias sociales. https://doi.org/10.17141/iconos.40.2011.452
(3) Panotto, N. (2015). El “pueblo” en disputa: nuevas (y viejas) coyunturas en los populismos de América Latina. Cadernos de Estudos Sociais. http://periodicos.fundaj.gov.br/CAD/article/view/103
(4) Consejo (s.f.). Currículum Vitae Javier Milei. https://archivo.consejo.org.ar/Cvs/milei_javier.html
(5) Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (2021). Resultados de las elecciones legislativas 2021. https://www.buenosaires.gob.ar/ministeriodegobierno/reformapoliticayelectoral/elecciones-en-la-ciudad/resultados-elecciones-2021
(6) Kaiser, A. (2021). El fenómeno Milei. https://fppchile.org/es/blog/el-fenomeno-milei/
(7) Bautista, J. (2021). La casta, el point the caption primordial en la (re)significación del ellos de Javier Milei: Actas de Periodismo y Comunicación. https://perio.unlp.edu.ar/ojs/index.php/actas/article/view/7355/6355
(8) Cayón, D. (2021). Javier Milei: “El populismo no funciona desde lo moral y es inviable en el largo plazo”. Infobae. https://www.infobae.com/politica/2021/09/24/javier-milei-el-populismo-no-funciona-desde-lo-moral-y-es-inviable-en-el-largo-plazo/
(9) Mercado, S. (14 de marzo del 2022). El pronóstico de Jaime Durán Barba sobre Javier Milei: «Sin duda puede ser presidente». Diario el Cronista. https://www.cronista.com/economia-politica/el-pronostico-de-jaime-duran-barba-sobre-javier-milei-sin-duda-puede-ser-presidente/
(10) Sttefanoni, P. (2021). ¿La rebeldía se volvió de derecha? Siglo XXI Editores.