Imposturas intelectuales, escrito por el físico Alan Sokal y el matemático Jean Bricmont, es una crítica demoledora a ciertos usos abusivos del lenguaje científico por parte de reconocidos intelectuales del ámbito humanístico y filosófico contemporáneo.
El libro surge como consecuencia directa del famoso “experimento Sokal”, en el que el autor envió un artículo plagado de afirmaciones absurdas, revestidas de jerga posmoderna, a una prestigiosa revista de estudios culturales, que lo publicó sin advertir el engaño. Con esta provocación, Sokal evidenció cómo algunos discursos supuestamente críticos y sofisticados pueden carecer de rigor lógico o científico.
En Imposturas intelectuales, los autores examinan textos de pensadores influyentes como Lacan, Kristeva, Baudrillard, Deleuze, Guattari, Virilio y Latour. El eje de su crítica no es la filosofía en sí, sino el uso impropio y confuso de conceptos matemáticos y físicos, aplicados fuera de contexto para dar una apariencia de profundidad o cientificidad a ideas que en realidad no lo requieren —ni lo soportan.
Sokal y Bricmont denuncian que muchos intelectuales contemporáneos recurren a metáforas científicas mal entendidas, citan fórmulas sin explicación o introducen terminología técnica sin justificación ni relevancia. Para los autores, esto no solo es una falta de claridad, sino una forma de mistificación que erosiona la posibilidad de un diálogo riguroso entre las ciencias y las humanidades.
El libro no promueve un cientificismo excluyente, sino que reivindica la honestidad intelectual, la claridad argumentativa y la responsabilidad en el uso del lenguaje. Sokal y Bricmont sostienen que el pensamiento crítico debe basarse en la comprensión, no en la opacidad ni en la autoridad simbólica del discurso.
Imposturas intelectuales es una obra provocadora, que invita a repensar el rol de los intelectuales, la relación entre saberes y la necesidad de recuperar un espacio común entre ciencia y filosofía, sin falsas pretensiones ni jerga vacía.