Publicado en 1977, el libro destaca cómo el poder no solo se manifiesta en estructuras macroscópicas, sino que también se inscribe en las interacciones cotidianas, en las relaciones sociales y en las prácticas discursivas. Foucault explora cómo los individuos, a través de diversos mecanismos y dispositivos, participan activamente en la producción y reproducción del poder, revelando su naturaleza descentralizada y omnipresente.
En este análisis, Foucault despliega conceptos clave como las «tecnologías del yo» y las «técnicas de poder», explorando cómo las personas internalizan las normas sociales y participan en la auto-vigilancia. La obra invita a reflexionar sobre la complejidad del poder más allá de las estructuras institucionales, resaltando su carácter disperso y multifacético.