Venezuela en su permanente encrucijada

El cinco de marzo del año que viene, Nicolas Maduro Moros cumplirá una década en la presidencia de la República Bolivariana de Venezuela. Encabezando un legado administrativo que hoy en poco y nada se parece a los ideales socialistas y revolucionarios que se pregonaban cuando tomó las riendas del país.
Por David Bencomo-Guerra
Para el año 2021, en Venezuela, el 20% más rico del país tenía ingresos 46 veces superiores al 20% más pobre, concentrando el 64% del PIB.
Datos y prospectivas: Venezuela en su permanente encrucijada
Pocos pensaban en los albores del siglo XXI que dos decadas despues, el proyecto transformador y emancipador, que se gestaba en el país con las mayores reservas petroleras del mundo, entonces potencia energética de este hemisferio, terminaría en una profunda crisis política, económica y humanitaria transformando los cimientos sociales y colectivos, hasta convertirse en teatro de operaciones de las potencias mundiales, territorio en disputa y área para el neo-extractivismo.
Sin embargo, para un país con las condiciones y las potencialidades energéticas como las de Venezuela, la crisis actual inflacionaria y el aumento en los precios de la energía ha vuelto a ponerla en la arena de debate internacional. Haciendo que el gobierno de los Estados Unidos, haya tenido que sentarse a negociar la comercialización de combustibles, después de haber estallado la guerra en Ucrania y la imposición de sanciones por parte de occidente a Rusia.
Estado actual
El cinco de marzo del año que viene, Nicolas Maduro Moros cumplirá una década en la presidencia de la República Bolivariana de Venezuela. Encabezando un legado administrativo que hoy en poco y nada se parece a los ideales socialistas y revolucionarios que se pregonaban cuando tomó las riendas del país, ante el fallecimiento de su predecesor Hugo Chavez.
Venezuela, que ha tenido una serie de cambios bastante significativos en todas las áreas de la vida social, hoy se halla ante una dolarización de facto, una economía ampliamente abierta a las inversiones en criptoactivos, la explotación minera a gran escala y la influencia de capitales chinos, rusos e iraníes.
Situación que en cierta manera le ha ayudado a vapulear las amplias sanciones extranjeras, que han pesado sobre las arcas del Estado venezolano en manos de la administración de Maduro, lo que ha imposibilitado que las compañías extranjeras, que necesitan hacer pasar sus activos por suelo norteamericano, puedan negociar con el gobierno venezolano y las empresas paraestatales, principalmente PDVSA.
Esta situación cambió hace unos meses atrás, luego que el departamento del tesoro permitiera a la petrolera Chevrón, contraer acuerdos con la administración venezolana en términos de compra de crudo, lo que hace que de nuevo Venezuela se ponga en el radar de la geopolítica energética y del pragmatismo norteamericano.
América Latina es una de las regiones más desiguales del planeta, sólo superada por Oriente Medio y África del Norte. Y si nos acercamos a esta idea por país, Venezuela es uno donde esta lógica se profundiza. Para el año 2021 el 20% más rico del país tenía ingresos 46 veces superiores al 20% más pobre, concentrando el 64% del PIB. La principal razón de porque se disparó este nivel de desigualdad, reside en el cambio económico que el gobierno de Maduro viene llevando adelante desde el año 2018, para frenar la hecatombe de la industria petrolera, las sanciones económicas de carácter internacional y la hiperinflación.

Voluntarios alimentan a necesitados con ayuda de comerciantes, en un barrio de Valencia, Carabobo, en Venezuela, uno de los países más desiguales de la región.
Ahora bien, dicho paquete de ajustes tiene en su implementación una importante carga de opacidad, severidad y carencia de discusión. Sobre la base de esta idea, el régimen ha posibilitado una dolarización de facto, amplia disminución de gasto social y liberalización de los precios. Ante una situación como la de Venezuela con una red de seguridad social tan debil, sistemas de salud y de educación en déficit, naturalmente que la brecha de desigualdad se hace más amplia, porque el grueso de la población que necesita de la infraestructura que debe proveer el Estado para sostener niveles aceptables de calidad de vida, deja de tenerlos.
En el año 2020, la encuesta llevada a cabo por la Corporación Latinobarómetro reconoció que solo el 10.5% de la población venezolana considera aceptable estos niveles de desigualdad y que el 93% consideraba una injusticia el tema de la distribución de la riqueza en el país. Además de ello, el 80.1% de la población mencionaba que la nación estaba gobernada por y para el bien de unos pocos y no para el bienestar de toda la población. La gran diferencia con el resto de América Latina, es que en este grupo de poderosos se reconocía al gobierno y los militares y no a las grandes empresas y a quienes detentaban el poder, como en el resto de la región.
A finales del mes de julio el gobierno firmó un decreto que promulgaba la Ley Orgánica de las Zonas Económicas Especiales (LOZEE), la misma promete una apertura económica desafiante e inusual para el mercado venezolano.

Lanzamiento de Ley Orgánica de las Zonas Económicas Especiales (LOZEE) por el Gobierno de Venezuela.
Es claro que Nicolás Maduro presentará su candidatura en el año 2024, y mantenerse en el poder desde el palacio de Miraflores, no obstante, para lograr dicha victoria debe trabajar fundamentalmente en enormes retos, que suponen la compleja situación económica, social y política del país.
Lo prioritario entonces, es la recuperación de carácter económico. La misma se puede constatar en la aprobación de esta ley, que responde a una necesidad de disminuir la dependencia petrolera, inspirado sobre todo en los grandes proyectos de políticas públicas chinas y de vietnamitas, contemplado en el financiamiento de infraestructura para 5 estados del caribe venezolano, con la idea de desenvolver una nueva estructura o andamiaje productivo a nivel nacional que se haga atractivo a las inversiones de carácter extranjero.
Este plan, se construye sobre el discurso de que “Venezuela se está arreglando”, y si bien no se cuenta con la data oficial por parte del Banco Central para confirmar o negar esta lógica, lo que sí se puede constatar es que la dolarización y apertura hacia los mercados económicos de carácter internacional como puertas francas aduaneras, ha posibilitado una mayor oferta de bienes de consumo en el país.
En todo caso, esto no repercute en una mejoría para la estructura económica de los venezolanos en general, puesto que la capacidad adquisitiva sigue siendo blanco fácil de la hiperinflación y la crisis de servicios básicos.
El gobierno de Nicolás Maduro se ve entonces en la necesidad de mejorar las carencias de un sistema eléctrico inestable, el suministro de gas y agua, así como la mejoría en el sistema de pensiones y de salud, lo que significa modificar toda un estructura estatal, si lo que busca es captar votos de una sociedad desencantada con su administración.
En números, esto se puede verificar de manera clara haciendo una revisión en el paso de una década el Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) perdió 4 millones de votos. Que además, no han sido sumados a los números de la oposición. Por ende, es un grueso de la población votante y productiva que se encuentra en desencanto de la política nacional en manera general.
El gobierno de Maduro, necesita avanzar en estos retos si su deseo es obtener el poder nuevamente. Sin embargo, hay una posibilidad de que la oposición venezolana logre triunfar, en caso de agruparse en una plataforma unitaria que sume todas las voces que están en contra del régimen, tanto del lado de la derecha como del chavismo descontento, puede significar una opción real para la transición política, económica y social en el país.
¿Es posible esta transición?
El gran desafío para el bloque opositor venezolano no reside en la definición de quién puede llevar la candidatura para el proceso presidencial del año 2024, en todo caso, el reto supone poder unir todas las voluntades políticas de las distintas fuerzas que adversan al gobierno, en una sola coalición de carácter amplio.
Poco y nada está diseminada en la opinión pública la reestructuración de la Plataforma Unitaria, alianza que agrupa a los partidos opositores más importantes, y que además es considerada por el régimen como su contendor oficial, sobretodo, porque es con esta con quien se ha sentado a negociar y debatir acuerdos en suelo mexicano.
Omar Barbosa, quién funge como coordinador de la plataforma unitaria está ampliamente distanciado de lo que logró ser la Mesa de la Unidad Democrática en el año 2012, ergo, hablamos de una unión de partidos que se puede entender por la orfandad de liderazgos sobre la que transita la política venezolana.
Que ha tenido que salir avante a expensas de las equivocaciones y los desatinos de la fracción opositora, además de la necesidad de incorporación de otras voces e intereses que se encuentran al extremo opositor, como en el caso de Encuentro Ciudadano y Vente Venezuela.

Plataforma Unitaria en Mesas de Negociación en México.
Al parecer, se ha trascendido la disputa entre sí participar en los procesos electorales o no, por validación del régimen en cuanto a qué representa una declaración de legitimación de los poderes electorales en el país.
Entonces la gran interrogante es ¿cómo participar? puesto que en líneas generales todavía existe la disputa de legitimación del Consejo Nacional Electoral, como ente rector no parcial, para el acompañamiento de las elecciones primarias, esta idea fuerza en sí misma tiene ciertas contradicciones, ya que si se apoya la idea de participación se estará reconociendo al CNE cómo coordinador de las elecciones presidenciales.
De otro lado, la mesa de diálogo mexicana, la misma fue suspendida en octubre pasado, luego de que se confirmara la extradición de Alex Saab a suelo norteamericano desde Cabo Verde.

Alex Saab Testaferro del Gobierno Venezolano Detenido en Cabo Verde y extraditado a USA.
Sin embargo, a finales del mes pasado se confirmó por parte de la delegación de Noruega, que es la facilitadora del proceso de diálogo, la cual estuvo presente en Caracas, que finalmente se aproxima el reinicio de las negociaciones, después de la reunión de Dag Nylander con Jorge Rodríguez, quién representa al oficialismo y Gerardo Blyde quién representa a la Plataforma Unitaria.
Al interior entonces empiezan a aparecer varias cartas y una serie de nombres importantes cómo Capriles Radonski, Juan Guaidó, Henri Falcón, Manuel Rosales y María Corina Machado, quiénes han aparecido en las últimas encuestas de opinión llevadas a cabo en el país.
Y aunque no queda claro quién pueda ser electo para asumir el liderazgo opositor en este momento, la realidad es que si los perdedores en las elecciones primarias no se suman a la candidatura unitaria, poniendo de su parte y con ellos su apoyo político para una sumatoria de intereses mayor, la plataforma quedará relegada nuevamente como un intento discursivo vacío y débil.
Lo Petrolero-Rentista
Hay que recordar que Venezuela cuenta con las mayores reservas probadas de petróleo en el mundo, sin embargo este es crudo extra pesado, cuya transformación es más costosa.
Pero a pesar de lo contaminantes que son los combustibles fósiles el petróleo sigue moviendo al mundo. Solo el año pasado el país casi duplicó en números su explotación petrolera, principalmente por el hecho de que la paraestatal, Petróleos de Venezuela (PDVSA), consiguió un acuerdo con ciertos países como Irán, Rusia y Turquía, lo que le facilitó la extracción y tratamiento de crudo extrapesado.
Según la cadena Qatarí Al Jazeera, a finales del 2021 la producción llegó a 824.000 barriles por día, en una cifra muy por encima de los primeros trimestres del año, y un 90% más que el promedio mensual del año anterior, aunque muy atrás de los tres millones de barriles de petróleo que se producía diariamente al inicio del gobierno de Hugo Chávez.
La meta para el año 2022, según información del régimen, es poder lograr incrementar la producción en dos millones de barriles diarios. Expertos en el tema energético, analizan que gracias a la apertura comercial a partir de la rebaja en sanciones del gobierno de Biden, Venezuela podría llegar a producir alrededor de 1.2 millones de barriles diarios.
La casa llena y el dilema de volver a votar
Si la peor batalla es la que no sé hace, la oposición venezolana ha sabido no generar batalla y lucha en al menos dos ocasiones en lo que a procesos electorales se trata. En primera cuando boicoteo las elecciones legislativas del año 2005, justo en el momento de mayor auge del gobierno de Hugo Chávez, lo que a la postre limitaría la capacidad de acción efectiva en la arena debate nacional, fue un completo despropósito dejar toda la condición dialógica a una Asamblea Nacional de totalidad chavista trayendo graves consecuencias en materia democrática.
Sobre todo si recordamos que a partir de ahí se empezó a ejercer este adefesio legislativo conocido como Ley Habilitante. Qué no fue otra cosa que la capacidad institucional para allanar el camino al supra poder del chavismo y el manejo discrecional de los poderes del Estado, en reprimenda de otros, sin la lógica el check and balance y el accionar de otras instituciones.
Esta situación se repetiría también en el año 2018, con las elecciones del 22 de abril en las cuales Nicolás Maduro salió electo, alegando de nueva cuenta que no existían las condiciones para avalar las elecciones y calificándola como un simulacro fraudulento e ilegítimo de elección presidencial.
Jugando a ser democráticos
Más de un analista dejó en claro, qué la apuesta de sanciones internacionales contra el régimen de Nicolás Maduro no fue funcional, sino que existió por el contrario una presión que pocas veces se pudo ver contra un país, sin embargo, en la capacidad internacional de otros polos de poder, la rigidez militarizada y la inexistente capacidad institucional de un gobierno de transición, el régimen logró decantar de nuevo las sanciones sobre las espaldas de la población.
El gran éxito del gobierno de Maduro ha sido hacerle creer a la población venezolana que no hay manera de conseguir una transición democrática en el país. Sin embargo, esta situación también está apalancada en los yerros lacerantes de la oposición.

Juan Guaidó.
La nefasta consulta popular que nada tenía de vinculante hacia la transformación política del país, la continuidad ad Infinitum del interinato presidencial, la propuesta de insurrecciones, como aquellas organizados en las afueras de la base aérea de La Carlota, derroche de recursos carentes de contraloría, por la llamada “lucha por libertad”, las millonarias pérdidas en las empresas estatales ocupadas por la interinato, el obsceno peculado con la ayuda humanitaria, además de las tantas veces de inocuo y fracasado llamado a la abstención y finalmente la vocación de desunión en las contiendas electorales.
La credibilidad, cohesión y visión a largo plazo de las oposición venezolana está por el piso. Con una carencia de entendimiento del momento histórico, completa incomprensión de su adversario y a todas luces del propio ciudadano.
La figura de Juan Guaidó, como cuadro determinante del momento político en la historia venezolana, naturalmente se agotó, por la incapacidad actual de generar cambios y transformaciones más allá de pasar a ser un meme refiriéndose a una persona que poco y nada hace.
En el sustrato en cambio, si se lograron dos cosas importantes, la primera que el mundo reconociera el régimen de Maduro como una dictadura y la segunda que la crisis humanitaria entrase en la agenda internacional. Pero naturalmente para llegar a realidades y condiciones más allá de las redes sociales, el liderazgo que tiene que venir de una elección democrática seguramente corresponderá a una figura más acercada hacia el centro ideológico.
El voto extranjero, la clave
Aunque existen un sinnúmero de condiciones económicas y sociales desfavorables para el ciudadano venezolano, en las últimas elecciones del año 2021. El Partido Socialista Unido de Venezuela consiguió 3.72 millones de votos la sumatoria general de sufragio obtenidos por la totalidad de los candidatos qué postuló, lo que significa el 46% de los votos totales por otro lado la oposición consiguió 4.42 millones de votos lo que representó el 54% de los votos.
Sin embargo, por ir candidaturas separadas la mayoría de las gobernaciones y alcaldías las ganó el oficialismo. Además de esto la abstención alcanzó un 58% del total habilitado para ejercer el sufragio. Pero, es importante mencionar que al registro electoral está sobreestimado debido principalmente a qué existen más de 6 millones de personas en el extranjero, qué forman parte de dicho registro.
Hay que recalcar además, que gran parte de las personas emigradas son adultos que se encuentran en edad productiva y laboral, y que muy seguramente son opositores, por ende, la migración producto de la crisis humanitaria, ha beneficiado de manera amplia al oficialismo, restando proporcionalmente poder político a la oposición venezolana.
Todo ese cúmulo de sanciones económicas direccionadas por los Estados Unidos han apuntado claramente a la dirección opuesta, es como darse un tiro en el pie, porque de manera fundamental no han frenado el éxodo de venezolanos al extranjero, lo que ha facilitado claramente las victorias electorales del régimen de Maduro, agravando la crisis, limitando la recuperación económica y siendo fuente de estímulo para el desplazamiento.

Votantes venezolanos en el extranjero.
El tema entonces, no es hacer votar a los venezolanos, puesto que el ciudadano tiene una vocación democrática muy grande, la situación es que se logre la participación de la diáspora venezolana en las próximas elecciones, siendo que ésta representan un 20% de la población venezolana lo que legitima o deslegitima el proceso.
Este es un punto crítico en la agenda de diálogo, porque el papel del Consejo Nacional Electoral es claramente importante y de la modificación de éste depende que más de 6 millones de venezolanos que se encuentran en el exterior puedan ser habilitados para ejercer el voto.
Al momento solo se encuentran habilitadas 180.000 personas, para votar en el extranjero, si la oposición venezolana desea de manera tácita una construcción de una plataforma unitaria real, necesita la inclusión en la agenda de elecciones primarias al voto extranjero, por lo tanto es supremamente necesario retomar las mesas de negociaciones en México, puesto que este es el único puente para que se pueda exigir y transformar las condiciones para una elección mucho más justa.
Referencias
- Crónica Uno, “Tras visita de los noruegos a Venezuela Omar Barboza prevé reinicio de negociaciones en agosto”, Correo del Caroní. Acceso Julio 12, 2022. LINK
- DW, “La oposición venezolana y el dilema de volver a votar”, Deutsche Welle. Acceso Julio 27, 2022. LINK
- Gabriela Quevedo, “La Ley de Zonas Económicas Especiales: ¿cómo hacer sostenible la inversión en Venezuela?”, Lex Latin. Acceso Julio 13, 2022. LINK
- Francesc Relea, “La oposición se retira de los comicios legislativos en Venezuela”, El País. Acceso Julio 26, 2022. LINK
- Manuel Sutherland, “Venezuela: descontento con el gobierno, nueva derrota opositora”, Nueva Sociedad. Acceso Julio 25, 2022. LINK
- Manuel Sutherland, “Venezuela: ¿por qué volvió a fracasar la oposición?”, Nueva Sociedad. Acceso Julio 26, 2022. LINK
- Ramón Cardozo, ¿Se arregló Venezuela? ¿O se sigue hundiendo?, DW. Acceso Julio 24, 2022. LINK
- Raylí Luján, “Siete claves de la nueva ley venezolana para Zonas Económicas Especiales”, Bloomberg en Línea. Acceso Julio 24, 2022. LINK