La izquierda indefinida de Petro y Márquez
El Estado capitalista contemporáneo ha complejizado la clásica maquina de dominación de la burguesía o junta de directiva del capital, siendo hoy también una muestra de tensiones y equilibrios entre las clases y sectores sociales. Foto: Revista Anfibia.
Por José Saade
El proyecto neoliberal no ha dejado la región ni siquiera en los llamados gobiernos de izquierda, los cuales realizaron ajustes en materia de política social, pero no rompieron con el manejo macroeconómico y tampoco estimularon la diversificación de sus aparatos productivos.
Resultado electoral
En 1967, Lipset y Rokkan publicaron su teoría sobre estructuras de división, sistemas de partidos y alineamientos electorales. La obra es un clásico de la sociología y la ciencia política, en la cual los autores introdujeron el concepto de «clivaje» para denominar a las rupturas sociales históricas sobre las cuales se moldean el comportamiento y opiniones. La palabra clivaje es un término básico del repertorio de herramientas de análisis de cualquiera en la profesión politológica.
El clivaje es una división entorno a la cual una persona forma su opinión en temas políticos, culturales, sociales, morales y económicos. En el plano electoral se ven interacciones de múltiples clivajes, pues a la final los electores escogen paquetes, es decir posiciones sobre cada tema.
Colombia escogió a la formula de Gustavo Petro y Francia Márquez como nuevo gobierno. Bajo la anterior explicación, propongo analizar la elección presidencial colombiana bajo los siguientes clivajes:
Cambio vs Continuidad
El resultado del 29 de mayo en parte resolvió la idea básica de toda elección: seguir o no con el mismo gobierno, entendiendo por tal a la persona, su partido y sobre todo el paquete de ideas con las que gobernó. Los candidatos triunfadores encarnaban eso, ni Gustavo Petro ni Rodolfo Hernández eran el candidato del gobierno Duque y su sector político.
Es también de destacar que ambos candidatos tenían en sus programas elementos económicos por fuera del paradigma dominante, en estricto censo ninguno de los dos programas era “neoliberal”. Ambos candidatos declararon su oposición a los tratados de libre comercio, su interés por proteger la producción agrícola y con matices hablaron sobre una política desarrollista.
El electorado colombiano por primera vez tuvo que escoger entre opciones ajenas al uribismo, sin embargo, eso no es tan cierto. El Uribismo perdió la elección, pero sus ideas siguen vivas en la sociedad y en los electores, parte estas motivaron el voto sin problema por Rodolfo Hernández, cuyo machismo, origen empresarial y estilo “frentero” asemejan a las épocas del “le doy en la cara marica”.
En el lado de Petro ni la economía ni la política tradicional parecen ser sustituidas cómo clamaban sus electores. Sus alianzas cuestionables, las distancias entre su programa, su discurso y acciones complican la situación.
Contrario a los espantapájaros contra él usados, Petro esta lejos de modelos políticos e ideológicos “comunistas” “marxistas” o más ramplonamente llamados “castrochavistas”. La de Petro es más una izquierda socialdemócrata entre la segunda y tercera generación de dicha familia, es decir la que tuvo por modelo político al Estado de Bienestar cuyo anclaje no era el socialismo marxista sino el capitalismo de Estado y la llamada tercera vía del laborismo ingles, por tanto, su apuesta no está salida del dominio de las finanzas y todo el paquete de la etapa actual del capitalismo.
El clivaje cambio Vs continuidad explica entonces el resultado de la primera vuelta y en la segunda planteó la pregunta: ¿Qué tipo de cambio elegir? Una respuesta a dicha pregunta fue rotular a los entonces candidatos como autoritarios, populistas, entre otras cosas. Medios liberales cómo The Economist manifestaron que con ambos corría riesgo el país, eso era un mensaje a la banca mundial, hoy ya con un Petro presidente, las aguas se han calmado.
Democracia vs Autoritarismo
La democracia como procedimiento y forma de gobierno parecía amenazada por ambos candidatos. Petro, en una sección de «sí o no» de un debate planteó que no creía que Colombia fuera una democracia, cuando gobernó Bogotá fue autoritario. Ahora, cierto es que muchos de los temores hacia Petro y su desapego institucional también tienen origen en la propaganda contra él. No obstante, Petro no se ha caracterizado por ser un hombre de organizaciones, su liderazgo es unipersonal y mesiánico.
Rodolfo Hernández llego a la contienda con un discurso antipolítico, un movimiento unipersonal y con la simplificación de que todos son corruptos menos él y el pueblo puro que lo sigue. Un esquema muy común en las definiciones de populismo como fenómeno moralizador de la política, donde los programas son eclécticos y lo que importa es la división buenos y malos. El antipolítico reniega de los partidos, el congreso y la institucionalidad.
Las adhesiones de varias personalidades del centro político explican bien el clivaje Democracia VS Autoritarismo. Todos vieron en Petro un mayor respeto por la institucionalidad que en Hernández. La razón la da en que mal que bien Petro desde su desmovilización hace 32 años no ha dejado de jugar en la democracia, ha hecho parte de partidos y se presentó con una coalición.
Hernández estableció negociaciones programáticas con Sergio Fajardo, Jorge Robledo y Carlos Amaya. Resulta preocupante que entre los puntos de la negociación se encontraban aspectos de respeto a las instituciones como el congreso, los fallos judiciales y el no uso de estados de excepción. En general el respeto a la institucionalidad.
El resultado de esos diálogos fue notificado de forma unilateral por el candidato como fallido. En otras palabras, el candidato le dijo que no a los políticos una vez más, pero más aun le dijo que no a los políticos cuya votación exigua no necesitaba para ganar. La votación del uribismo era la que necesitaba y desde ese sector nada pedían, simplemente no ser Petro.
El clivaje Democracia VS Autoritarismo explica que ambos candidatos que aparentemente amenazaban a la democracia buscaron disipar dichas acusaciones. En este campo se debe decir fue mucho más sencillo para Petro mostrar una imagen institucional que para Hernández y en efecto por ello ganó. Hoy varios de quienes se sumaron son parte de gabinete ministerial: el ministro de educación y el de hacienda por destacar unos casos.
Establecimiento Vs Anti-establecimiento
El establecimiento parece definirse por el simple hecho de haber sido políticos. Una idea que muy bien movilizó Rodolfo Hernández, todo aquel que ha ostentado cargo político es corrupto o politiquero, la antipolítica pura que muy bien explica Yann Basset en su articulo: “Rodolfo Hernández o la utopía de la anti-política extrema.”
Petro ha enviado mensajes de calma a los mercados y otros sectores de la sociedad mediante sus alianzas, algunas incluso con gente de la clase política tradicional. Los últimos adherentes a su proyecto le han permitido mostrarlo como la opción institucional la que no altera el orden, pero justamente parece que el arraigado sentimiento antipolítico de la población hace que hoy Petro sea el establecimiento y en ese momento su contendor el anti-establecimiento.
Hernández rechazó todo apoyo político público como lo hizo con los miembros de la difunta coalición de la esperanza que lo buscaron, los acuerdos, pactos y cualquier cosa de ese estilo es visto como política. En razón a eso su candidatura no buscó a nadie, no obstante, esto es sofisma. Eran los votos del uribismo y en general todo el voto anti-Petro lo que intentó movilizar.
Resultado
El gobierno colombiano hoy es el de Gustavo Petro y Francia Márquez. Ambos lograron ser una opción de cambio sin ruptura democrática y dejando inútiles los espantapájaros sobre una radicalidad que no tienen. Tal ha sido la paz política, que incluso los partidos tradicionales hoy son de gobierno. Solamente se encuentra en la oposición el Centro Democrático, es decir el Uribismo y el contendor de Petro, Rodolfo Hernández.
Balance del gobierno y caracterización
El gobierno ha logrado unir entorno suyo a gran parte de las fuerzas políticas quedando en clara oposición solamente el partido del expresidente Álvaro Uribe, el Centro Democrático. Una oposición que de momento no ha hecho más que continuar empleando en contra de la formula presidencial los fantasmas y temores al comunismo y la expansión de la Republica Bolivariana de Venezuela.
La configuración de mayorías parlamentarias que logró el gobierno en teoría supone una alta gobernabilidad para la formula Petro-Márquez, pero también genera confusiones y críticas dentro de la coalición de gobierno como fuera de ésta, el gabinete dejó en minoría a las izquierdas, la mayoría de altos mandos se entregaron a personalidades del centro político.
En el congreso el jefe de bancada es el cuestionado político tradicional Roy Barreras, los mensajes tras la declaratoria de gobierno de los partidos conservador y el liberal proyectan un “todo cambia para que nada cambie”.
En materia económica el principal proyecto es la propuesta de reforma tributaria, está es en su gran mayoría progresiva cosa que la distancia de las planteadas por sus antecesores, pero tiene elementos regresivos y elementos faltantes. Es una buena muestra del carácter del gobierno, una constante disputa por la profundidad de los cambios.
En materia internacional ha resultado de muy mal recibo la idea de permitir al ejercito de los Estados Unidos operar en la amazonia vestidos con ropajes ambientalistas, cosa nada que ver con la tradición antinorteamericana de las izquierdas latinoamericanas.
Problemático también han sido nombramientos y relacionamientos con personas con una agenda contra las reivindicaciones feministas y de eliminación de todas las violencias basadas en género. El feminismo fue clave en la elección del gobierno, lo cual se ve como una traición.
La coalición del Pacto Histórico es en la terminología del filósofo español Gustavo Bueno una izquierda indefinida, ello quiere decir que no tiene un proyecto claro de Estado, sociedad o económico. Lo anterior se constata en que en ningún momento Petro y Márquez plantearon la necesidad de una nueva constitución o un tipo de Estado diferente al contenido bajo la formula de Estado Social de Derecho de la Constitución de 1991, carta que tiene una antinomia fundante entre su aspecto dogmático y estructural.
La parte dogmática es garantista y parece invocar un modelo de Estado de Bienestar, sin embargo, la parte estructural es neoliberal y en varios casos ha entrado en tensión con la prestación de derechos consignados en la primera parte.
Petro propone reformas en el marco legal y sistémico vigente, por eso no es de extrañar que junte a las fuerzas políticas vigentes. Lo que sí ha de llamar la atención es el grado de injerencia que estas fuerzas tendrán. El gran acuerdo nacional que hoy tiene a partidos tradicionales de nuevo en el gobierno se vera realmente en el Plan Nacional de Desarrollo (PND) en él se vera que tanto de sus agendas serán vigentes, sí los acuerdos solo fueron burocráticos o sí los temores y críticas gatopardistas efectivamente se configurarán.
Francia Márquez: la anticapitalista
La otra cara de formula electa es la vicepresidenta Francia Márquez quien contrario a Petro no es propiamente una socialdemócrata. El relato político de Francia se condensó en el llamado “vivir sabroso” una apuesta alternativa con tintes más sistémicos, donde bebiendo de los campos feministas, decoloniales y corrientes anticapitalistas en un sentido más cercano a las comunidades ancestrales, se buscan alteraciones al modelo político y económico vigente.
Marx y Engels llamaban a que los revolucionarios debían juntarse y apoyar todo proyecto que se oponga al sistema de dominación vigente, pero a su vez y la historia de sus seguidores ha sido la crítica radical a todo proyecto político cuyo horizonte no sea poscapitalista. En el caso colombiano acertó el presidente Petro al decir que desde una perspectiva de izquierda se debe propender por el desarrollo de las fuerzas productivas, razón por la cual su gobierno desarrollara el capitalismo.
En esto existe una tensión en la formula. Francia tiene una idea distinta en materia económica. Sí se quiere, aquí existe un clivaje al interior del mismo gobierno: capitalismo VS anticapitalismo. La resolución no es clara, pero agrega una disputa interna al gobierno.
El capitalismo bajo la formula Petro-Márquez
La forma actual del capitalismo se ha concretado en el neoliberalismo, apuesta que no ha muerto y pese a varias críticas, a la crisis de 2008, ha encontrado «válvulas de escape», al buen decir del politólogo Collin Crouch en su texto “La Extraña No Muerte del Neoliberalismo”. El proyecto neoliberal no ha dejado la región ni siquiera en los llamados gobiernos de izquierdas, los cuales realizaron ajustes en materia de política social, pero no rompieron con el manejo macroeconómico y tampoco estimularon la diversificación de sus aparatos productivos.
Lo anterior hace recordar las críticas a los proyectos socialdemócratas desde la óptica de la teoría del Estado. Siguiendo a Bob Jessop, el Estado capitalista ha sido capaz de revestirse de la crítica social, consecuencia misma de la aplicación del modelo neoliberal. En parte pues el Estado capitalista contemporáneo ha complejizado la clásica maquina de dominación de la burguesía o junta de directiva del capital, siendo hoy también una muestra de tensiones y equilibrios entre las clases y sectores sociales.
El actual modelo económico garantiza su perdurabilidad al cerrar dentro de sí mismo cualquier posibilidad de cambio político a través de sus mismas instituciones contempladas. El capitalismo ha sido experto en adaptar las luchas sociales para su propio beneficio, y dar la impresión de que estas están siendo escuchadas y tienen la posibilidad de conseguir transformaciones políticas a través de la socialdemocracia, cuando en realidad son una misma estrategia política fraguada para evitar que se ponga en cuestión el entero funcionamiento del sistema.
El PND del primer gobierno de las izquierdas en Colombia será la primera tensión entre las aspiraciones de cambio estructural, la ruta para realizarlos en algún futuro o simplemente un maquillaje para la reproducción y perdurabilidad del dominio de clase en Colombia. Las izquierdas y movimientos sociales dentro y fuera del gobierno deben tomar un posición vigilante y crítica.