Del biopoder al control social

Este artículo propone un análisis interseccional entre el biopoder y la psicología cognitiva, a través de las obras de Foucault y la teoría jungiana. El objetivo es explorar el impacto de estas ideas en la salud mental y los procesos cognitivos de los individuos en la sociedad contemporánea.
Por Maria Fernanda Ocampo Vargas.
El biopoder no solo regula nuestros cuerpos; moldea nuestras mentes, percepciones y decisiones, convirtiéndose en el guion invisible de la vida cotidiana.
El ser humano, como individuo social, es complejo; por esta razón ha sido objeto de estudios que solo amplían la incógnita de su entendimiento. Sin embargo, gracias a autores como Foucault y Jung es posible acercarse a una respuesta ante el proceder humano. Ambos autores desarrollaron teorías que explican, respectivamente, la regulación colectiva y el inconsciente cognitivo, situando al individuo en contextos que, en conjunto, permiten equilibrar la comprensión del ser, tanto de forma individual como en su participación social.
Introducción al biopoder
El biopoder, como mecanismo de regulación y control social propuesto por Michel Foucault en su obra “Vigilar y Castigar”, se refiere al control de los procesos biológicos y sociales de la población en su conjunto, en contraposición al poder disciplinario que se centraba en el control individualizado de los cuerpos.
Este mecanismo se presenta en las estructuras institucionales y políticas que regulan y normalizan en la vida de los individuos, controlando la vida en sociedad a través de fenómenos políticos medidos y regulados con ayuda de diferentes tecnologías desarrolladas, derivadas de la obra de Foucault (tanatopolítica y anatomopolítica).
En el contexto de la salud mental, el biopoder se manifiesta en las políticas y prácticas que buscan regular y gestionar la salud de la población, incluyendo el diagnóstico, tratamiento y prevención de los trastornos mentales.
Foucault argumenta que el biopoder opera a través de instituciones como la medicina, la psiquiatría y la psicología, que han adquirido un papel cada vez más importante en la gestión de la salud de la población. Estas instituciones no solo controlan y disciplinan los cuerpos individuales, sino que también promueven ciertas normas y valores relacionados con la salud mental, influyendo así en la percepción y el comportamiento de los individuos en relación con su propia salud.
Michel Foucault acuñó el concepto biopolítica, o biopoder, en la última sección del primer tomo de su Historia de la sexualidad, de 1976. En dicha sección, llamada “derecho de muerte o poder sobre la vida”, explica cómo en los dos últimos siglos se ha dado un paso en la forma de ejercer el poder por parte de los Estados: anteriormente el poder se basaba en la capacidad del soberano de dar muerte, ahora se basa en la capacidad de gestionar la vida. Así pues, se trata de un poder que no sólo amenaza con desposeer de propiedades y en última instancia de la vida, sino de controlar la vida, de hacerla crecer, organizarla y optimizarla. | Fuente: Psicología y mente.
El biopoder es un concepto clave en la teoría política moderna, y para entender su relevancia en el análisis político actual, imagina cómo los gobiernos y otras instituciones no solo ejercen poder a través de leyes y normas, sino también mediante la gestión de aspectos biológicos y sociales de nuestras vidas, como la salud, la seguridad y la conducta.
Por ejemplo, durante una pandemia, el biopoder se manifiesta en medidas como el uso obligatorio de mascarillas, las cuarentenas y las campañas de vacunación. Estas acciones no solo buscan proteger la salud, sino también controlar y dirigir el comportamiento de las personas para proteger la salud pública.
Además, en la era digital, el biopoder se observa en la recolección masiva de datos y la vigilancia. Los gobiernos y las empresas pueden usar la información que recopilan sobre nosotros para tomar decisiones sobre políticas públicas o para dirigir campañas de publicidad que influyen en nuestras elecciones y comportamientos.
Sin perder de vista que la principal aplicación del biopoder es a través de las políticas de bienestar, como los programas de salud pública, la educación sanitaria y las campañas de alimentación saludable, son formas de biopoder. Estas políticas buscan mejorar la salud y el bienestar de la población, pero también regulan nuestras vidas y comportamientos diarios.
Por ejemplo, una campaña gubernamental para reducir el consumo de tabaco no solo busca mejorar la salud pública, sino también moldear comportamientos individuales. Un ejemplo muy sonado es el “más vale prevenIMSS” con el anuncio de “chécate, mídete, muévete”.
Mecanismos del biopoder
Para hacer esta teoría filosófica efectiva se derivan dos conceptos que son aplicables en las distintas formas de gobierno: la “biopolítica” y la “gubernamentalidad”.
- La biopolítica es una forma de gestión política que se centra en la regulación de la vida biológica de las personas. Esto implica políticas que afectan la salud, la reproducción y el bienestar de la población.
- Gubernamentalidad: concepto también desarrollado por Foucault, se refiere a la forma en que los gobiernos intentan guiar y moldear las conductas de sus ciudadanos. No se trata solo de imponer leyes, sino de crear condiciones en las que las personas se autorregulan de acuerdo con ciertos principios y normas.
Instrumentos y técnicas de control social
Como se refirió anteriormente, el biopoder se comprende como la forma en que los gobiernos y las instituciones controlan, regulan y gestionan el comportamiento de las personas para mantener el orden y la estabilidad en la sociedad. Algunos instrumentos y técnicas de control social pueden ser:
- Leyes y políticas públicas:
Qué son: son reglas y normas que el gobierno establece para regular cómo vivimos y nos comportamos.
Ejemplo: las leyes que obligan a usar cinturón de seguridad en el coche. Estas leyes están diseñadas para proteger nuestra salud y seguridad.
- Vigilancia y monitoreo:
Qué es: es la observación y seguimiento de nuestras actividades por parte de las autoridades.
Ejemplo: cámaras de seguridad en las calles y en edificios públicos que registran nuestras acciones para prevenir el crimen.
Un video muestra el software de reconocimiento facial en uso en la sede de la compañía de inteligencia artificial Megvii en Pekín. | Fuente: New York Times.
- Campañas de salud pública:
Qué son: son esfuerzos del gobierno para informar y educar a la población sobre temas de salud.
Ejemplo: campañas que promueven la vacunación contra la influenza. Estas campañas intentan asegurarse de que todos estén protegidos contra enfermedades.
- Educación y propaganda:
Qué es: es el uso de la educación y los medios de comunicación para influir en lo que la gente piensa y hace.
Ejemplo: programas escolares que enseñan la importancia del reciclaje para proteger el medio ambiente. Esto ayuda a crear hábitos positivos desde una edad temprana.
Ejemplos históricos y contemporáneos de biopoder
- Eugenesia en el siglo XX: programas de mejora racial implementados en varios países, que incluían prácticas como la esterilización forzada para controlar la reproducción de ciertos grupos poblacionales.
- Programas de vacunación masiva: campañas globales para erradicar enfermedades como la viruela y la poliomielitis, que implican la movilización de recursos y la implementación de políticas de salud pública a gran escala.
Vacunación masiva contra el coronavirus en Sevilla (Archivo) | Agencia EFE.
- Control de enfermedades: durante la pandemia de COVID-19, se implementaron cuarentenas, limitación de aforo en lugares cerrados y medidas de distanciamiento social para controlar la propagación del virus, demostrando el uso del biopoder en situaciones de emergencia sanitaria.
- Vigilancia digital: uso de tecnologías de reconocimiento facial y seguimiento en línea para monitorear a la población, justificadas en nombre de la seguridad nacional y la prevención del crimen.
La relación entre biopoder y psicología cognitiva
Para entender cómo el biopoder se relaciona con la psicología cognitiva, pensemos en cómo las autoridades influyen en nuestra mente y comportamiento a través de políticas y normas. Para ello, es necesario ver los fundamentos de la psicología cognitiva, cuya base es el estudio del comportamiento humano poniendo el foco en los procesos mentales que se producen una vez que el individuo recibe un estímulo y que lo llevan a responder a este de un modo u otro.
Incluyen cosas como la percepción (cómo interpretamos lo que vemos y oímos), la memoria (cómo recordamos información) y el aprendizaje (cómo adquirimos nuevos conocimientos). En la teoría de la psicología analítica, Jung afirmaba que la parte más importante del inconsciente no nace de las experiencias personales individuales, sino del pasado remoto de la existencia humana: inconsciente colectivo. El motivo de ser del ser humano es la individualización, considerándolo como entrar en contacto consigo mismo y con el inconsciente.
Es por ello que esta teoría jungiana ofrecerá una lente complementaria para comprender la relación entre la psique individual y el contexto social, cultural e institucional en el que se encuentra inmerso el individuo. Esta teoría destaca la importancia de los arquetipos, los símbolos y los complejos en la formación de la identidad y la experiencia personal, lo cual puede tener implicaciones significativas para establecer una relación con el biopoder.
Impacto de las técnicas de biopoder en el comportamiento y la percepción
- Modelado de comportamientos y pensamientos:
¿Cómo? Las políticas y normas pueden cambiar la forma en que pensamos y actuamos (sea de forma pasiva o agresiva).
Ejemplo: las campañas de salud pública que promueven lavarse las manos regularmente. Estas campañas no solo nos enseñan un comportamiento saludable, sino que también cambian nuestra percepción sobre la importancia de la higiene.
- Reglas y leyes:
Ejemplo: las leyes que prohíben fumar en espacios públicos no solo protegen la salud de todos, sino que también nos motivan a dejar de fumar o nunca empezar.
Impacto: la gente fuma menos y se preocupa más por su salud.
- Uso de la información:
¿Cómo? Las autoridades pueden usar la información para influir en nuestras decisiones y comportamientos.
Ejemplo: mensajes constantes sobre los beneficios de hacer ejercicio pueden motivar a más personas a adoptar un estilo de vida activo, mejorando así su salud.
El biopoder utiliza reglas, vigilancia, campañas y educación para influir en cómo actuamos y cómo vemos el mundo. Nos ayuda a adoptar comportamientos saludables y a percibir ciertos hábitos como positivos o negativos, moldeando nuestras acciones y pensamientos para alinearlos con los objetivos de salud y seguridad establecidos por las autoridades.
Impacto del biopoder en la salud mental
El biopoder afecta la salud mental de las personas a través de políticas y campañas que regulan comportamientos, promueven la concientización, facilitan el acceso a servicios y, en algunos casos, pueden aumentar el estrés y la ansiedad (y, en ocasiones, derivar a otros padecimientos). El diseño y aplicación de estas estrategias para manejar la salud mental de la población pueden ser tanto positivos como negativos, dependiendo de cómo se implementan las políticas y estrategias.
Las políticas de salud mental y control social juegan un papel crucial en la forma en que los gobiernos gestionan la salud mental de la población. Pueden ofrecer beneficios significativos, como la reducción del estrés y la promoción de hábitos saludables, pero también pueden tener efectos negativos si no se implementan adecuadamente.
Imagen: El País.
Algunas de las estrategias que podemos encontrar en el ámbito de la regulación de comportamiento son la Prevención del Suicidio, en donde se busca la reducción de la tasa de suicidio a través de programas de apoyo emocional y/o las líneas de ayuda. Estos programas pueden salvar vidas y mejorar la calidad de vida de las personas en riesgo al proporcionarles el apoyo necesario.
Otro aspecto en el que se busca una regulación de comportamiento es en el control de sustancias nocivas para la salud, creando políticas para la regulación del uso de sustancias que puedan afectar la salud, tales como el alcohol y/o las drogas. Estas políticas incluyen leyes que limitan la venta y el consumo de estas sustancias, así como la creación de programas de rehabilitación y educación sobre los riesgos que suponen a la salud.
Con estas limitaciones y programas buscan reducir el abuso de sustancias y sus efectos negativos en la salud, aunque también pueden causar tensiones si las políticas no están bien balanceadas o no se ofrece suficiente apoyo a quienes necesitan tratamiento.