¿Hacia dónde va el gobierno de Gustavo Petro?

El mandato de Gustavo Petro ha generado expectativas y controversias en igual medida. Si bien su gobierno ha logrado ciertos avances en temas como la tributación progresiva y las pensiones, los retos pendientes son enormes. Los próximos dos años serán decisivos para su legado político.
Por Valentina Hortua.
Según encuestas de octubre, el gobierno de Petro cuenta con un 34% de aprobación frente a un 61% de desaprobación. Estos indicadores son un llamado de atención sobre la necesidad de ajustar el rumbo y reconstruir la confianza en su gestión.
Entre promesas incumplidas y reformas a medio camino
El Gobierno de Gustavo Francisco Petro Urrego marcó un hito en la historia política de Colombia. Economista, exalcalde de Bogotá y exmiembro de la guerrilla M-19, Petro emergió como un símbolo del cambio al asumir la presidencia el 7 de agosto de 2022. Con más de 11,2 millones de votos y una participación histórica del 58,17%, su llegada al poder significó el primer gobierno de izquierda en Colombia.
Desde el inicio de su mandato, el país estuvo cargado de esperanzas y expectativas por parte de amplios sectores de la población que veían en su gobierno una oportunidad para resolver problemas estructurales que habían quedado pendientes durante décadas. Sin embargo, a casi dos años de su mandato, el panorama dista mucho de las expectativas iniciales. La desconexión entre las promesas de campaña y su implementación ha generado un debate nacional sobre el verdadero impacto de su administración.
Promesas incumplidas del gobierno de Petro
El “gobierno del cambio” logró articular las demandas sociales derivadas del estallido social de 2021, que reflejó el hartazgo de amplios sectores con la inequidad, la corrupción y la falta de oportunidades. Con la vicepresidencia de Francia Márquez, la primera mujer afro en ocupar ese cargo, se generaron grandes esperanzas en torno a una administración que prometía ser incluyente y transformadora.
Entre las promesas más destacadas que se presentaron en su plan de gobierno estaban:
- Desmantelamiento de grupos armados mediante procesos pacíficos que priorizaran el diálogo por encima de la confrontación armada. Esta medida buscaba responder a los conflictos históricos que han asolado a las regiones más vulnerables del país.
- Transición energética para reducir la dependencia de hidrocarburos, con una fuerte apuesta por las energías renovables, lo que posicionaría a Colombia como un ejemplo de sostenibilidad ambiental en la región.
- Garantía de acceso a la educación con el fortalecimiento de la educación pública en todos los niveles, especialmente en áreas rurales, y el impulso de políticas para reducir la deserción escolar.
- Fortalecimiento del sistema de salud preventivo, priorizando la cobertura universal y mejorando la infraestructura de atención primaria.
- La consolidación de una “paz total” que incluyera no solo acuerdos con grupos armados, sino también un enfoque integral que abordara las raíces de los conflictos, con especial énfasis en la desigualdad territorial y la justicia social.
No obstante, la ejecución de estas iniciativas se ha quedado corta. La falta de una estrategia clara, junto con el desconocimiento de contextos territoriales específicos y una deficiente coordinación interinstitucional, han dificultado el avance hacia los objetivos planteados. Las críticas no solo provienen de la oposición, sino también de sectores que inicialmente apoyaron su propuesta de cambio.
Reformas bajo presión: logros y tropiezos
La gestión de Gustavo Petro no ha estado exenta de turbulencias políticas y desafíos internos. La constante rotación de funcionarios en su gabinete es una muestra de la inestabilidad que ha caracterizado su administración. Hasta la fecha, se han realizado más de 38 cambios en ministros y 54 en viceministros, lo que ha debilitado significativamente la capacidad del gobierno para implementar políticas públicas de manera efectiva y coherente.
Escándalos que han marcado su mandato
Los escándalos han sido una constante en estos dos años de gestión, afectando no solo la percepción pública del gobierno, sino también su capacidad de maniobra política. Algunos de los episodios más destacados incluyen:
- Corrupción familiar: Nicolás Petro, hijo del presidente, enfrenta cargos por lavado de activos y enriquecimiento ilícito. Las acusaciones en su contra han generado una fuerte polémica y han cuestionado la ética del mandatario en el manejo de su círculo más cercano.
- Presunta financiación irregular de campaña: Investigaciones del Consejo Nacional Electoral han generado dudas sobre el cumplimiento de los topes de financiación y la transparencia en el manejo de recursos durante la campaña presidencial.
- Pagos millonarios a expresidentes del Congreso: Estas denuncias han intensificado las tensiones entre el ejecutivo y el legislativo, complicando aún más el proceso de aprobación de reformas clave.
Avances significativos
A pesar de las dificultades, el gobierno ha logrado ciertos avances en materia legislativa. Uno de los más destacados es la aprobación de la reforma tributaria (Ley 2277), que promueve la progresividad fiscal al cobrar más a quienes tienen mayores ingresos. Esta medida busca reducir la brecha de desigualdad económica y aumentar los recursos disponibles para programas sociales.
Otro logro importante ha sido la reforma pensional, que tras intensos debates en el Congreso consiguió ser aprobada. Este cambio busca abordar problemas estructurales en el sistema de pensiones, aunque enfrenta más de 100 demandas en la Corte Constitucional, lo que pone en entredicho su implementación total.
Reformas laborales y políticas: avances parciales
El gobierno de Petro también ha impulsado reformas clave en el ámbito laboral y político, aunque los resultados han sido mixtos y no exentos de controversia:
- Reforma laboral: Esta propuesta fue diseñada para fortalecer los derechos de los trabajadores y garantizar condiciones dignas en el ámbito laboral. Sin embargo, ha sido criticada por dejar de lado al sector rural, que es crucial en la agenda de paz y desarrollo sostenible. La falta de una visión integral ha generado escepticismo sobre su impacto real.
- Reforma política: Entre las medidas propuestas, se encuentran la financiación estatal al 100% de las campañas y la implementación de listas cerradas, con el objetivo de transformar la dinámica electoral y reducir la influencia del dinero en la política. No obstante, estas propuestas han generado divisiones dentro del Congreso, reflejando la polarización política que enfrenta el país.
Decepciones y retos hacia el futuro
La desconexión entre las propuestas iniciales y su implementación ha generado frustración en diversos sectores de la sociedad. A continuación, se destacan algunos de los puntos más críticos:
- Reforma a la salud 2.0: Este proyecto ha enfrentado una fuerte resistencia por parte de pacientes, gremios e instituciones médicas. Los cambios propuestos en el sistema de salud, como convertir a las EPS en “Gestoras de Salud y Vida”, no han logrado convencer a los actores clave ni a la opinión pública.
- Presupuesto General de la Nación 2025: Su aprobación por decreto refleja la falta de consenso en materia económica y la creciente dificultad del gobierno para negociar con las comisiones legislativas, lo que pone en evidencia un déficit en la articulación política.
Las cifras de aprobación ciudadana también reflejan este panorama de insatisfacción. Según encuestas de octubre, el gobierno de Petro cuenta con un 34% de aprobación frente a un 61% de desaprobación.
Estos indicadores son un llamado de atención sobre la necesidad de ajustar el rumbo y reconstruir la confianza en su gestión. Con dos años aún por delante, el desafío es monumental: cumplir las promesas hechas, consolidar las reformas estructurales y fortalecer la relación con las instituciones democráticas para demostrar la viabilidad de un gobierno de izquierda en Colombia.
¿Qué le depara al gobierno de Petro?
El mandato de Gustavo Petro ha generado expectativas y controversias en igual medida. Si bien su gobierno ha logrado ciertos avances en temas como la tributación progresiva y las pensiones, los retos pendientes son enormes. Los próximos dos años serán decisivos para su legado político, no solo en términos de cumplimiento de promesas, sino también en garantizar la estabilidad y continuidad del proyecto progresista en Colombia. Solo el tiempo dirá si será recordado como el presidente del cambio o como otro líder que se quedó corto frente a las expectativas.